¿Manicura rusa, manicura francesa o manicura japonesa? Nunca antes habíamos escuchado hablar tanto de manicura. Los tratamientos y técnicas que acompañan este cuidado son variados y van desde un sencillo limado hasta las mascarillas y ungüentos más diversos. Hace más de 4000 años que los antiguos ya se distinguían en el cuidado de sus uñas. Brillantes, pigmentadas con henna, bañadas en aceites aromáticos e hidratantes este cuidado más que ancestral sigue reinventándose año tras año.

La manicura es el conjunto de operaciones que visan a cuidar no solo las uñas sino también las manos. Por un lado se trata la uña: se corta y/o lima dándole la forma deseada, se limpia la cutícula y se prepara su superficie para la aplicación de un esmalte. Se puede también tratar la mano aplicando un exfoliante para eliminar el exceso de células muertas así como nutrir e hidratar en profundidad. De esta manera obtendremos unas manos y uñas cuidadas y sanas. Y para ello existen múltiples métodos y técnicas que según las necesidades y gustos podemos aplicar. Os vamos a resumir cada una de ellas para que entendáis qué es cada una y en qué conste. De esta manera podéis elegir en conocimiento de causa.

Manicura rusa

Es una de las técnicas más en auge actualmente y más que una manicura se focaliza principalmente en el tratamiento de las cutículas. De le llama «rusa» por tratarse de una técnica muy común y ampliamente utilizada en este país que tanta importancia le da al cuidado de las uñas. Su principal particularidad es la utilización de un torno eléctrico que despega y limpia en profundidad el tejido muerto de la parte que se conoce como cutícula. No vamos a utilizar en este ocasión vocabulario técnico pero es algo más complejo que limpiar la cutícula. Es una técnica que ha creado y sigue creando bastante polémica por sus potenciales daños.

 

Lo cierto es que si no está hecha por profesionales altamente cualificados y experimentados las consecuencias pueden ser nefastas. Se necesita una gran destreza con el torno, saber detectar el tipo de cutícula ante el cual estamos. Esto es esencial para realizar correctamente la operación usando el torno y los cabezales adecuados o, si tenemos que despegar la cutícula con el torno y cortarla con los alicates o tijeras. Es una operación que se realiza en seco, es decir, no aplicamos ningún tipo de emoliente para ablandar la cutícula. El resultado es espectacular. Las ventajas que presenta son principalmente la máxima duración del esmaltado, ya que podemos realizar una aplicación perfecta casi por debajo de la misma cutícula. Alargamos así el tiempo en el que de percibe el crecimiento de la uña.

Manicura francesa

La manicura francesa de la que tanto hemos escuchado hablar nace a principios del S XX justo después de la invención de los primeros esmaltes de uñas como consecuencia de los avances en la industria química desarrollada durante la segunda guerra mundial. Revlon saca al mercado los primeros esmaltes de uñas y el farmacéutico francés, René Cerbelaud  en su obra « Formulaire de parfumerie » indicaba cómo debía aplicase: dejar sin esmaltar el borde libre y la zona de la lunula resaltando así el rosado de la uña. Años más tarde el americano Jeff Pink, fundador de ORLY será el que ponga realmente en voga esta técnica que se ha sabido perdurar a través del tiempo y para convertirse en un clásico indiscutible.

No se trata de una técnica de manicura en sí, sino de una aplicación de esmaltado. Es decir, después de haber procedido a la manicura (limado, tratamiento de la cutícula y preparación de la uña) procedemos a la aplicación del esmalte. En este caso se trata de dibujar o perfilar el borde libre de la uña en color blanco para resaltarlo.

Hoy en día con la irrupción en el mundo de las uñas del nailart, la francesa ha también evolucionado para convertirse en fantasía y maquillarse de casi cualquier color.

Manicura japonesa

Al contrario que la manicura francesa, la manicura japonesa se centra principalmente en el cuidado y tratamiento de las manos y uñas. Se trata de un verdadero ritual de belleza que tiene por objetivo principal restaurar la fuerza y belleza de las uñas más débiles y dañadas sin olvidar el conjunto de la mano.

Se tratan el limado y las cutículas con toda una batería de ingredientes naturales: aceite de jojoba, bambú, ylang-ylang, té rojo, cera de abeja, polvo de perlas, extracto de vainilla, gimseng, leche de arroz y extracto de semillas de loto por nombrar algunos.

La principal diferencia es que en lugar de aplicar esmalte se procede a la aplicación de una determinada pasta sobre la uña. Esta se aplica mediante masaje, se pule sobre la uña manteniendo así los principios activos potenciando al máximo su eficacia.

¿Cuál de ella os seduce?