Recuerdo que de pequeña mi madre me repetía una y otra vez la misma cantinela: no andes descalza, que vas o coger frio y te vas a resfriar…Años más tarde, viviendo ya en Francia conocí a Minori, una japonesa que frecuentaba la misma escuela de francés que yo. Nos hicimos amigas y pude, de su mano, conocer un poquito más de cerca la cultura nipona. Y por supuesto, no solo se descalzaban tan pronto pasar el umbral de la puerta de entrada, sino que estaban siempre descalzos dentro de casa. Hoy en día, después de observar, tratar, estudiar, probar y sentir todo lo que nuestros pies pueden llegar a representar, no solo como símbolo de belleza exterior sino también como nexo de unión entre la madre tierra y nosotros mismos, ese contacto de los pies descalzos con el suelo, es algo que deberíamos re-aprender en nuestro día a día.

Los pies son nuestro punto de apoyo, nuestro sostén junto con la columna vertebral. Ellos nos permiten caminar, movernos, estar en contacto con la tierra, viajar, sentir…y qué poco nos acordamos de ellos, ¿verdad? Porque me atrevo a preguntar: ¿cuántas de vosotras os hacéis una pedicura completa de manera regular? ¿y un masaje? ¿y reflexoterapia? nada más que para empezar, estas son preguntas que nos deberíamos hacer todos. Y digo bien todos porque aunque por ahora la moda no está a que los hombres se pinten las uñas de los pies, ellos también deberían echar la vista abajo y prestarles, al menos, una mirada cariñosa.

Y sigo haciendo preguntitas: ¿a quien no le gusta caminar descalzo por la orilla del mar, sobre la arena (cuando esta no quema), en el parque sobre la hierba, el césped o simplemente por el borde de la piscina? ¿sois conscientes de la sensación de libertad que eso provoca? Un gesto tan sencillo y natural que casi hemos olvidado. El stress, el ajetreo de la vida cotidiana, las mil ocupaciones que nos ponemos y nos han hecho casi olvidar un reflejo de lo más natural y del cual solo niños saben disfrutar sin pensar. Pues bien, si analizamos  un momento y admitimos que todo es energía, que somos energía y que los pies son los que nos conectan a ese mar de campos eléctricos y electromagnéticos, tanto naturales como artificiales. La electricidad debería fluir a través de nosotros, pero el calzado y las superficies aislantes cortan el flujo. Entonces se produce una carga que crea tensiones en el organismo y perjudica la salud.

Los procesos eléctricos y magnéticos forman parte de nuestra biología. El buen funcionamiento de sistemas fisiológicos, órganos y células depende del equilibrio eléctrico que condiciona las reacciones químicas. Recientes estudios científicos han demostrado que tocar la tierra con los pies desnudos, como si de una toma de tierra se tratar, practicar el earthing o el grounding, permite al cuerpo re-equilibrar sus cargas eléctricas, un proceso básico para mantener la vitalidad y la salud.

El cuerpo, compuesto a casi 70% de agua,  es un conductor natural. Necesita tanto el contacto eléctrico con la Tierra como precisa del agua y sus nutrientes. Por una parte, necesitamos liberarnos del exceso de cargas positivas que se acumulan al mantenerse el cuerpo aislado de su entorno. Por otra parte, nos regeneramos con la invasión de los electrones libres (con carga eléctrica negativa) del campo de energía de la Tierra alimentado por el sol y desde el núcleo del planeta. Sin este flujo energético, la vida de las personas, los animales y las plantas sería sencillamente imposible. La consecuencia más evidente del bloqueo de la conexión eléctrica es el chispazo que se siente al tocar a otra persona o una superficie metálica. Lo produce la descarga de electricidad estática. Pero dentro del cuerpo la falta de conexión puede favorecer la inflamación generalizada y estar en el inicio de procesos que llevan a enfermedades.

Ventajas de caminar descalzos

El contacto con la superficie de la tierra equilibra los sistemas biológicos.

  1. Relaja: ayuda a la activación del sistema nervioso para-simpático, reduce los síntomas de ansiedad, las frecuencias cardiacas y respiratoria, la tensión arterial y la secreción de las hormonas estresantes como la adrenalina y el cortisol.
  2. Sincroniza tus ritmos: contribuye a que los ritmos del cuerpo estén armonizados con la noche y el día. Mejora tanto el sueño por la noche como la sensación de vitalidad durante el día.
  3. Proporciona energía. Karol y Pawel Sokal han mostrado que reduce la concentración de glucosa en sangre y orina, estabiliza los niveles de hierro, regula la homeostasis del calciofósforo y favorece la obtención de energía.
  4. Protege: Evita los efectos negativos de los campos electromagnéticos sobre el organismo.
  5. Desinflama: los electrones que proceden del suelo reducen la inflamación y la oxidación, y con ello, el dolor y los daños sobre las células.

La cultura china ha fomentado desde hace más de 5 mil años el estudio de la podología, demostrando que el hecho de andar descalzo relaja los puntos de presión del pie. Y podría seguir escribiendo y escribiendo porque me parece un tema apasionante que va mucho más allá de caminar descalzos, que nos habla de culturas, de antiguos hábitos que vamos perdiendo, de bienestar interior…y que mejor que resumirlo a través de este interesante documental de la mano del pionero de Grounding, Clinton Ober. El solo hic es que está en inglés…

Down to Earrth – Los pies en la tierra – La ciencia de caminar descalzos

 

Y para concluir una última pregunta que esta vez hago yo por vosotros: ¿a qué viene este tema si en Nenha nos dedicamos sencillamente a la manicura y a la pedicura? Pues bien, este es el primero de muchos otros artículos, espero, que resuma y traduzca el cambio de filosofía que en Nenha estamos experimentando y que resumimos en una frase: queremos contribuir a conectar vuestra belleza exterior con vuestra belleza interior en el marco de la vida cotidiana de cada mujer de hoy.

Asi que a buen entendedor…ya tenéis vuestra pedi «ready para el camino»?

Espero os haya resultado interesante y os disfrutéis de nuestro pequeño gran cambio.

Patricia