Las manos representan la capacidad de recibir, de tomar pero también de dar. Ellas simbolizan el acto y ejecución del trabajo. Son la expresión más íntima de mi en el universo y el poder del acto es tan grande que me siento impotente cuando se encuentran dañadas. Son únicas, tanto como mis huellas. Ellas representan mi pasado, mi presente y mi futuro.

Nuestras manos nos delatan, hablan de cómo somos tanto por dentro como por fuera. Ellas configuran y dan el toque a esa tarjeta de presentación que nos define. Pero más allá de su morfología y lenguaje no podemos ignorar las uñas.  Ellas nos dan también claves sobre nuestro estado interior. Ellas hablan de nuestras emociones, de nuestras carencias y de muchas afecciones que a veces ignoramos.
Muchos son los factores que las pueden alterar: la edad, el sol, los cambios extremos de temperatura, el clima, factores hormonales pero también, y en muchos casos, la alimentación. Muchos especialistas apuntan a que una dieta rica en pescado azul, lácteos y aceite de oliva en conjunto con una rutina de manicura correcta nos evitarían las malas sorpresas. Pero más allá de ello, nos proporcionan una información valiosa sobre nuestro estado emocional.
Desde el punto de vista de la biodescodificación, las uñas representan el sentimiento de «protección» que tenemos con relación a todo lo que sucede a nuestro alrededor. En un sentido primario, ellas representan nuestra arma de defensa frente al enemigo. Cuando nuestra actividad o dirección en la vida tienden a cambiar y nuestras uñas se ven afectadas de alguna manera, esto puede significar que tengamos dificultad de enfrentarnos a estos cambios. Así, tenemos la elección para usar las uñas negativamente (para agredir, para defendernos y para hacer daño como lo hace un animal) o positivamente, usándolas para nuestra destreza y creatividad. Cualquiera que sea la energía empleada, podemos descubrir el significado de ésta definiendo el estado de nuestras uñas.

¿En qué aspecto de tu vida te sientes desprotegida?

Onicogafia o comerse las uñas

Comerse las uñas indica una nerviosismo interior muy grande. También puede significar una profunda inseguridad o no sentirte capaz de ser o hacer lo que se espera de ti. Puedes sentirte incapaz de asumirte y ser auto-suficiente, y querer que los demás cuiden de ti. También prefieres «comerte tu agresividad», es decir reprimirla. Eso deja entrever que existen emociones que no se expresan. En el casos de los niños esto puede indicar un sentimiento de rabia o frustración frente a uno de los progenitores pudiendo persistir en el adulto. Como niño, puedo tener la impresión de que la familia en la que evoluciono me impide afirmarme y ciega mi creatividad. Puedo sentirme incapaz y autosuficiente por tanto prefiero que los otros se ocupen de mi. Suprimo mi necesidad de expresar mis necesidades, tanto a nivel personal como sexual ya que tengo miedo de descubrir mi verdadera esencia. Tengo dificultades para asumir mi autonomía a menudo frente a mis padres.

 

Uñas encarnadas

Se produce cuando el lateral de la uña se encarna en los tejidos colindantes. Suele suceder en el dedo gordo del pie. Una uña encarnada indica culpabilidad o nerviosismo con relación a una situación. Deseo vengarme, oponerme a alguien (a menudo a mi madre) pero soy incapaz. Puede también representar un conflicto entre mis deseos mentales y espirituales. Si se trata de la uña de un dedo de la mano, se trata de un conflicto cotidiano, si se trata de una uña del pie suele representar una decisión o una situación futura. La uña del dedo gordo del pie encarnada representa mi inquietud con relación a una presión que yo creo deber afrontar en el futuro y con la cual me siento ya culpable porque imagino que no la podría vivir con armonía y éxito. Vivo en el rencor y la culpa me lleva a pensar que no tengo el derecho de avanzar y realizar mis deseos. Me castigo y sufro con el dolor que una uña encarnada me ocasiona. La uña tiende a replegarse sobre sí misma igual que yo hago en mi vida. Me refugio en mi caparazón y aunque quiero tener éxito en la vida soy incapaz de realizar mis sueños. Tengo entonces tendencia a reaccionar con agresividad y frustración. Creo que tengo que “hacer cosas” para demostrar mi valor.

 

Uñas amarillas

El síndrome de las uñas amarillas se manifiesta cuando las uñas de mis manos o pies tienden a adoptar una coloración amarilla verdosa siendo estas más bien gruesas y curvadas. Médicamente esto puede explicarse cuando la circulación de mi sistema linfático es inadecuada, lo cual suele ser causado por algún problema de mi sistema respiratorio. Como las uñas son el sistema de protección de mis dedos, mi cuerpo manifiesta que tengo que aumentar mis defensas frente a la vida, los pulmones representando la vida. Mi vida está apagada y vivo sin pasión.

 

Uñas blandas y frágiles

Las uñas representan mi vitalidad, mi energía vital. Cuando se rompen con facilidad expresan un desequilibrio a nivel de mi energía y a la utilización que hago de ella. Las uñas blandas representan la indiferencia y aburrimiento que vivo. Mi vida está tan apagada como mis uñas y dejo que los demás decidan por mi, vivo en la sombra y rechazo las fuerzas que viven en mi.

 

Uñas con hongos

Cuando se tienen las uñas contaminadas por hongos significa que se vive una situación de “porquería” con respecto a alguien alrededor. Los hongos significan putrefacción, por lo que se deberá revisar la relación de pareja, la relación con la madre, con el padre, con los amigos o hermanos. Necesariamente hay una relación tóxica, contaminante, sucia, despreciable, de la cual hay que alejarse.

Bibliografía : Le grand diccionnaire des malaises et des maladies. Jacques Martel Ed, Quintessence.
Photo: Anthony Tran